A veces camino sin rumbo, te encuentro en lugares inesperados, me asombra tu perfume, tu sonrisa.
Te quiero, pero de una manera distinta. Quieroté a mi manera, con más faltas que cruses en la lista de los deberes del amar.
Podría escribirte, tantas veces contarte y no me cansaría. Porque siempre sos uno nuevo, ya no sos ni una sombra de tu realidad. Sos el reflejo en un laberinto de espejos de esos que nos muestran de forma casi infinita. No sos más que eso, un infinito de una realidad refleja.
A veces también te sueño, muy de cuando en vez. Anoche soñé que no me querías y me enojaba horrores y hasta lloraba. Como cuesta alejarse de las cosas, aunque lo sepa (no soy tan tonta, yo lo sé), se que cuando caminás sin rumbo no es a mí a la que encontrás, que no me querés (tal como en mi sueño) y sin embargo no estoy enojada.
Me gusta encontarme con tu reflejo. Escribirte, tantas veces contarte hasta convertirte en un reflejo de refleja realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario