Como explicar esta sensación de que una vez que se empieza a escribir se transforma en una adicción. Que con la cabeza llena de ideas, de flores, de burbujas, a cualquiera se le revoluciona el corazón.

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lunes, 16 de enero de 2012

Coronel retirado


No quiero involucrarme en tu guerra, ya no soy el líder de la contienda, de eso solo queda esta piltrafa que ves ahora con toda la paciencia por fin conquistada y con la certeza de que cuando sea el momento todavía me puedo levantar y conseguir lo que quiera. Pero este no es el caso, no vale la pena, cada uno sabe que conviene o no arriesgar y cual es el precio que estas dispuesto a pagar. Cada uno sabe con que o quien cuenta entre sus armas. Y en este caso para mi no vale la pena, me retiro del juego como cuando se juega al truco y se esta seguro que se va a perder, o que no molesta realmente una derrota en  el caso que se le quiera dar un poco de cabida a un rival. Lo único que te pido es que me ahorres el momento, las disculpas, las culpas; me molesta que me sitúes del otro lado, que me etiquetes, que me analices, que me pongas del lado del pobre enemigo al que hay que matar pero al mismo tiempo compadecer por ser una pobre victima de tu guerra. Si yo jamás luche, no me tenes que dar una medalla, la contienda fue tuya, contra un montón de fantasmas que crees imaginar con tal de realzar tu grandeza, porque nadie reconoce al ganador de una pelea en la que se encontraba solo. No hay grandeza en el hecho de conquistar una tierra declarada tuya de antemano, ni hay tampoco interés propio en hacerlo si se sabe que así de simple se va a ganar toda pelea.
Ahorrame tus discursos que estamos a niveles distintos, y no lo digo desde la grandeza del contrincante sino desde el punto de vista de alguien que hace tiempo ya dejo las armas y se retiro tranquilo de la pelea. No me hagas planteos innecesarios que sabes que no valen la pena. No voy a volver a esta guerra. De hecho, jamás estuve allí.

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