Es extraño esto de buscarse en otro, reconocerse en otro. La autopercepción solo es posible luego de que uno se ve reflejado. Nos aprehendemos desde la enajenación, desde el alejamiento, la conversión en objetos que se pueden analizar sin tocarse a uno mismo, sin profundidad.
Nos reconocemos cuerpo, organismos, seres humanos. Nos ubicamos en el tiempo, en grupos sociales, en títulos morales, y de acuerdo al reconocimiento obtenido nos comenzamos a sentir, me siento un poco lo que el otro dice que soy. Una vez analizados como objetos recién nos buscamos individuos, nos pertenecemos de a poco, nos adueñamos del cuerpo, del pensamiento; nos individualizamos, nos encasillamos en categorías, en religiones, en oficios, en sueños.
De a poquito y con calma nos volvemos concretos, dueños enteros de nuestra humanidad. Nos asumimos y recomprendemos, nos rellenamos con juegos, con ilusiones, con dudas y certezas, con miedos. Nos amparamos en personas a las que amamos y lo hacemos como podemos, nos necesitamos.
De a poco nos vamos encerrando en lugares, en stuaciones, en respuestas predeterminadas para reconocernos piezas de rompecabezas, fundamentales en la vida de alguien, de algo, una parte mas de un mecanismo sin razones y que sin embargo nso contiene, nos explica y nos libera.
Recién ahí nos encontramos, nos adueñamos, nos permitimos expresar, vivir, disfrutar.Nos dejamos libres para sentir todo lo que somos, lo que tenemos, lo que reconocemos como esencia y que ya nadie nos puede contar.
...Aprendí a ser formal y cortés, cortandomé el pelo, una vez al mes. ♪
♫ Y si me aplazó la formalidad, es que nunca me gustó la sociedad...
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