Hoy me estuve acordando mucho de vos, más de lo que debería en realidad. No sé porqué recordarte de esta manera, empecinarme en reconstruirte a partir de recuerdos borrosos de momentos antiguos y entremezclados. Recomponer viejas escenas, viejos diálogos, rememorarte de la manera en que eras cuando me mirabas de una forma en que yo no podía verte. Y juro que no es intencional este recordarte permanente, y sin embargo anoche soñé con vos y el día de hoy me parecía encontrarte en medio de la multitud. Y era extraño darme cuenta que el rostro en que te había reflejado no era ni de cerca parecido al tuyo, ni siquiera un gesto, ni una sombra de vos.
Yo ya no sé que hacer con este incosciente que me obliga a encontrarte y perderte hace varios días ya, de forma constante te esfumás antes que pueda concretarte, dirigirte una palabra. Soy solo yo entre un recuerdo tibio de un posible amor pasado que en realidad no fué mas que eso, un cruze fugaz. Yo misma ante un conjunto de retazos desempolvados de promesas incumplidas bajo una lluvia de quizás.
Y decime ahora que hago yo con tu reflejo que me persigue, que me atormenta en su incosistencia, en su irrealidad; que me obliga a tenerte y a olvidarte a diario cuando comprendo que ya no sos vos en verdad, y que ni siquiera soy capaz de pedirle a tu recuerdo que me quiera.