Sentada en el punto más alto de mi terraza puedo sentir la brisa que con su suavidad de viento me acaricia y me susurra al oido el secreto de su dulzura. Puedo ver los techos de las casas, los anhelos del cielo, la frescura de los árboles que extienden sus ramas llamando al silencio.
Desde el más alto punto de mi terraza puedo ver una lluvia de estrellas;un cardumen de flores del aire atrapados en los cables, llorando sus deseos, planeando su escape. Puedo ver la luna allí, al alcanze de mi mano y sin embargo intocable en su trono azulado.
Desde el más punto alto de mi terraza puedo ver también las ilusiones de los que pasan y puedo ver con absoluta claridad, cada uno de los castillos en el aire que con cuidado fui construyendo; cada esperanza proyectada como en un mundo aparte, perceptible ahí, a la altura de mis ojos.
Desde el alto más punto de mi terraza puedo verte a vos, tan irreal como tantas otras veces, como todas las veces aunque te pudiera tocar; tan vos en tu burbuja que no puedo creer que no estas acá, que no sos otra cosa que lo yo quiero y puedo proyectar.
Desde el terraza más punto de mi alto (y del mismo modo que te veo a vos), me veo a mí misma, parada allí, como otra construcción más, como el resultado de tantos castillos, de tantos anhelos.
Desde el alto mas terraza de mi punto puedo ver el mundo, el real y el imaginario. El mundo tal cual lo ven mis ojos.
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